miércoles, 13 de abril de 2011

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Había una vez, dos chicos que caminaban... solos. Hacían piruetas, se reían y aprendían de sus golpes en bicicleta... caminando, conociendo amigos y mirando el sol en chancletas.
Un día, por causalidad, se cruzaron... bailando entre luces de colores. Una fuerza de arco iris hizo que sus cuerpitos se acercaran. Ramón le dijo bajito, al oído... “hola mi nombre es Ramón ¿me darías un caramelo?".... Por que Ramón había visto que a Ricky le sobraban caramelos... los caramelos que a Ramón más le gustaban... Ramón esperaba ansioso el "si" de Ricky. Él saco de su bolsillo dos y se los dio. Ramón saltó de alegría y lo abrazo inesperadamente.
Bailaron en aquella plaza y se olvidaron del mundo entero... Compartían los caramelos siempre... se contaban chistes sobre jirafas y monos...y cada amanecer iban hasta la punta de la montaña a ver como el sol les decía buen día.
Ellos iban creciendo y con ello también sus flequillos...Un día cualquiera se dieron cuenta que habían pasado miles de días juntos, por caminos en forma de caracol y gusanitos de la selva. Miraron hacia el cielo y se dieron cuenta que estaban perdidos. Ramón se asustó y empezó a llorar, Ricky lo miró fijo y le dijo "Tenés que confiar, el camino está hecho para nosotros y nada nos va a pasar". Ramón cerró los ojos e imaginó la salida. En la llegada al pueblo más cercano, los esperaban duendes, hadas y monstruitos de azúcar con los brazos abiertos. Al abrir los ojos se encontraron nuevamente en la mirada serena de su compañero y le dijo " Tenemos que seguir caminando, grandes chocolatadas nos esperan".
Siguieron caminado y descansando, cada vez que podían.
Una mañana, iban silbando una canción, cuando de repente se encontraron con una brujita morena. Ella les sonrió y luego de una pausa exclamó " Cuánto se quieren, veo una linda foto ante mis ojos. Recorrerán cielos, tormentas, mares estelares... juntos. Construirán cabañas fuertes y trabajarán arduamente para construir ciudades donde todos compartan caramelos y vainillas." Ambos se reían y agradecían a la brujita de tres ojos. Ramón sacó de su bolsita una manzana y se la regaló, ella sacó de su delantal amarillo una brújula y dijo... “tomen esta brújula y caminen hacia donde el viento tiene sabor a pan... nada los detendrá si confían en su olfato.
Pasaron tres días y no llegaban hacia aquella ciudad que les esperaba hasta que a Ricky se le ocurrió una idea " Ramón, que te parece si empezamos a construir la ciudad justo acá. Al lado del lago vamos a poder criar animales. Ellos podrán tomar agua y nosotros darles pasto fresco. Cada amigo que pase por este camino podrá quedarse acá... por que construiremos carpitas donde dormir ¡Tendremos la ciudad aquí! “
Ramón sintió en su pecho que habían llegado a la ciudad y que solo restaba esperar que sus amigos terminaran de merendar para encontrarse con ellos dos... en aquel lugar... junto al lago.

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